viernes, 18 de noviembre de 2011

Muerte de Zapata


La guerra por parte del gobierno tomó perfiles despiadados en el norte. El gonzalista Jesús Guajardo le hizo creer a Zapata que estaba descontento con Carranza y que estaría dispuesto a unirse a él. Zapata le pidió pruebas y Guajardo se las dio al fusilar a aproximadamente 50 soldados federales, con consentimiento de Carranza y Pablo González, y ofrecerle a Zapata armamento y municiones para continuar la lucha. Así, acordaron reunirse en la Hacienda de ChinamecaMorelos, el 10 de abril de 1919. Zapata acampó con sus fuerzas a las afueras de la hacienda, y se acercó a la misma acompañado únicamente por su escolta de 300 hombres. Al cruzar el dintel, un ordenanza apostado a la entrada, tocó con su clarín la llamada a honores. Los hombres formaron 2 filas a la entrada de la hacienda y entre ellos se mezclaron los 10 hombres de Guajardo. Ésta fue la señal para que los tiradores ocultos en las filas de zapata dispararan contra este que cayo herido de 9 balazos, sus soldados huyeron despavoridos despues de esto. No pocos condenaron el procedimiento. Además, esto dio lugar a que, una vez muerto, Zapata se convirtiera en el apóstol de la revolución y símbolo de los campesinos desposeídos. El movimiento continuó, aunque ya con menos intensidad, y los zapatistas acordaron nombrar a Gildardo Magaña Cerda jefe del Ejército Libertador del Sur. Él sería el último, pues casi un año después, los antiguos compañeros de Zapata se integrarían al gobierno aguaprietista, aunque algunos de ellos serían asesinados por el mismo gobierno.
Entre la gente común del estado de Morelos, que se negaba a dar crédito a la muerte de Zapata, circulaba la creencia de que no era su caudillo el que había sido asesinado por Guajardo. Se decía que le hacía falta un lunar, que si Zapata era más alto o más moreno. Se decía que no era posible que, si Zapata había escapado a tantas emboscadas y siempre había tenido tan buen olfato para los engaños, hubiera caído de esta manera. Se decía que Zapata había mandado en su lugar a uno de sus compadres, con quien compartía un gran parecido. Desgraciadamente la identificación del cadáver de Zapata por parte de antiguos compañeros de armas y gente cercana fue contundente: el cadáver correspondía al caudillo del sur.
Las leyendas llevaron a Zapata hasta el Lejano Oriente, donde un compadre árabe le habría ofrecido protección; según esa leyenda, Zapata se había embarcado en Acapulco para huir a Arabia. Otros más aseguraban que en las noches de luna, se le podía ver cabalgando cerca de Anenecuilco, el sitio de su nacimiento. También allí ubicaban, décadas después, a un anciano encerrado en una casa, que aseguraban era Zapata. Un corrido escrito en esos días da una idea de esta situación:
Su cuerpo al fin sepultaron llenos de júbilo y gozo
y muchos, muchos lloraron por sus culpas y reposo.Pero su alma persevera en su ideal libertadory su horrible calavera anda en penas, ¡oh terror!Por las orillas de Cuautla flota una horrible bandera,que empuña la calavera del aguerrido Zapata.Tal constancia a todos pasma; de la noche en las negruras,se ve vagar su fantasma por los montes y llanuras.Se oyen sonar sus espuelas, sus horribles maldicionesy, rechinando las muelas, cree llevar grandes legiones.Extiende la yerta mano y su vista se dilata...
¡Recorre el campo suriano el espectro de Zapata!”
El cadáver de Zapata exhibido en Cuautla, Morelos, el 10 de abril de 1919.
Los seguidores de Emiliano Zapata reciben desde entonces el nombre genérico de zapatistas, aunque es muy importante hacer la distinción entre loszapatistas de tiempos de la Revolución Mexicana y los actuales neozapatistas del sur de México.
Hace algún tiempo, se publicó un texto que cuestiona la versión oficial de la muerte de Zapata en la Hacienda de Chinameca.3 Hasta la fecha no ha habido una respuesta pública, con argumentos, ni siquiera de historiadores profesionales, que refute este cuestionamiento a la versión oficial.
Zapata es el autor de la famosa frase «Es mejor morir de pie que vivir toda una vida arrodillado». Dolores Ibárruri, «La Pasionaria», ciertamente la popularizó, al lado de otras frases de Esquilo, en sus discursos durante la guerra civil española.

1 comentario:

  1. Hubo varias revoluciones. Te recomiendo al profesor Ian Jacobs:
    https://www.utexas.edu/utpress/books/jacran.html

    Ese libro ya está traducido.

    Jacobs habla de mis parientes en Huitzuco. Mi tío Andrés Figueroa Figueroa persiguió a Zapata.

    Hasta el día de hoy, Zapata no es bien visto en Huitzuco por algunos.

    Como dije,
    varias revoluciones.

    Otro libro importante es de Adolfo Gilly, la Revolución Interrumpida.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Gilly

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